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acabar con lo de Bernardo, presentando sus cosas y apariciones como "marianismo trasnochado y bur– gués", cuando no de "marianismo cargado de potencial político contrarrevolucionario". (¡¡¡También aquí, en cierta prensa."católica", se ha querido presentar .lo de El Escorial como sospechoso montaje de grupos "integris– tas", ajenos al espíritu del postconcilio y añorantes del "nacionalcatolicismo" del anterior régimen_!!!). Cuando el famoso escritor peruano M. Vargas Llosa preguntó a monseñor Obando si los milagros que se dicen hechos en Cuapa han sido reconocidos por la Iglesia, el primado nicaragüense res¡,ondió: "Convalidar milagros exige cierto tiempo... Por ahora nos ....hemos limitado a comprobar que el mensaje que recibió Bernardo no contradice la ortodoxia". ¡Excelente r¡;spuesta! Acabo de comprobar, por otra parte, que en el caso de Fátima procedieron los responsables de modo simi– lar, y no era nada fácil aquel caso...; aun ahora, des– pués de su evidente aceptación por parte de la Iglesia, sigue siendo materia de polémica. Dato muy significativo: es el 13 de octubre de 1930 cuando el santo obispo de Leiria (que había padecido por Cristo en los días de la República masónica portu– guesa) declara oficialmente como auténticas las apari– ciones y autoriza el culto público en el lugar de las mismas. 274