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partidismos, .y no sólo a propósito de cosas secula– res...). Por eso, me parece plena de acierto, y de sabiduría teológica, la postura de la Jerarquía eclesiástica de Nicaragua ante un caso muy parecido a éste nuestro de El Escorial, al que ya hicimos alguna referencia en la revista del pasado octubre. Dicha Jerarquía no ha querido poner dificultades al creciente concurso de .fieles hacia el lugar de las "apariciones", Cuapa, porque la gente va allí sólo a rezar. Incluso miembros de la misma Jerarquía, como monsefior Vega, obispo diocesano de Cuapa, y mon– señor Obando, recientemente creado Cardenal, se han sumado a veces a esas nuevas peregrinaciones maria– nas. ¿Es que ya "les consta" de su sobrenaturalidad? No, oficialmente no se ha emitido ningún dictamen, no se ha hecho declaración alguna. Pero les basta con saber que (según han dicho): "Lo que se atribuye a la Virgen, lo que Ella parece pedir, no tiene ninguna opo– sición a las enseñanzas de la Iglesia". Allí, en Nicaragua, la falsa "Iglesia Popular" ); los ·comllnistas del "sandinismo" encaramadp en. el poder han hecho lo posible por acabar con el "vidente" de Cuapa, el humilde hombre de pueblo llamado Be.r– nardo; pero la jerarquía le ha dado cobijo en. un semi– nario; donde ~l, ahora, "cuida del jardín o deleita con sus relatos a los seminaristas". Han tratado, luego, de 273

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