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¿Cuál podía ser el motivo de este recelo o increduli– dad? El que las niñas, durante el largo éxtasis. habían estado demasiado habladoras y confiadas. -"Decían que ¿cómo fa Virgen iba a hablar y escu– char tanto? Por lo visto, la Virgen tiene que mostrarse como un personaje estirado y lejano, que no está para perder su "tiempo'' hablando o escuchando sobre cosas que no sean de mucha monta. Sólo se le permiten pocas y muy importantes palabras ... El hecho es que algunos --o quizá bastantes- se cerraron entonces a una posible intervención del Cielo; tropezaron en un obstáculo que tan fácilmente superan los "sencillos de corazón". Por ejemplo, aquellas cuatro niñas, sin letras y sin prejuicios, que captaron inmediatamente el porqué de aquel "hablar y escuchar tanto" de quien había venido hacia ellas. He aquí la certera observación de Conchita en su Diario: "Pero la mayoría de la gente sí creía, porque decían que era como en el caso de una madre, a la que hace mucho que no la ve su hija; que ésta (al .encontrarse con ella) le cuenta todo... ¡ Y mucho más nosotras, que no la habíamos visto nunca, y que era la MADRE del Cielo!". 24

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