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"He leido un articulazo de ahí despreciando las fre– cuentes "supuestas apariciones". En su aspecto critico está bastante completo. Sin duda, se le pueden poner muchos "pero"; pero no me interesa la discusión... No se debiera olvidar que los pontífices y doctores de Israel dijeron que los milagros de Jesús "eran por obra de Belcebú"... El pueblo creía. (Y fue eI que acertó). "Sólo me interesa preguntar a "Vida Nueva": Los presuntos videntes, ¿no son pastorcitos, mujercitas, niños, analfabetos o semiamdfabetos? ¿ Y qué dken: herejías, inmoralidades? ¿Hacen o aconsejan cosas malas? "Exceptuando el Papa, ¿hay alguien, obispo, sacer– dote, misionero o jefe político que reúna a tanta gente, sin anuncios de periódicos, ni de radio, ni de televisión? Y lo más grande, ¿para qué los reúnen? (Para divertirse ¿acaso?) ¡ Para rezar, para hacer penitencia, para que se arrepientan de sus pecados! Soy misionero, y le ase– guro que ni cien misioneros juntos somos capaces de reunir esos gentíos .para un Rosario de la aurora. "Me atrevo a preguntar más: Si el mismo demonio nos invitara a honrar a la Virgen..., a hacer penitencia por los pecadores..., a la propia conversión, ¿e!!taria mal que le hiciéramos caso? "No me interesa si en esos sitios se hacen o no milagros materiales de curar a enfermos: creo que es mucho más admirable que los pecadores se conviertan y los justos se santifiquen más. Y esto no puede honra– damente negarse. 256