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Desde hace ya bastantes años, por ejemplo, está bien comprobado que la visita de la imagen peregrina de Fátima a pueblos, parroquias, instituciones... pro– duce frutos espirituales como la mejor Misión, o por encima de ella. Y esto se repite con creces dondequiera empieza a haber indicios serios de una nueva "aparición". Sin embargo, los del "molto dico, e poco fo" sien– ten una febril alergia hacia todo esto de apariciones y visiones... ; y no pierden ocasión de combatirlo, "a priori" y "a posteriori"; es decir, antes de saber de qué se trata, y después de tener una insuficiente informa– ción, bien enmarcada de prejuicios. ¿Por qué será? Por auténtico celo, ciertamente no. Ni por la elemental pru– dencia de no precipitarse en cosas que tienen su "riesgo"... Resulta curioso, por no decir otra cosa: los mismos que ante casos de monstruoso signo anticris– tiano como la legalización del aborto y la película "Je vous salue, Marie", muestran muy tibiamente su dis– crepancia, y andan buscando "aspectos positivos" a tales engendros ... , frente a los casos de posibles "inter– venciones milagrosas", sólo reaccionan con fobia indi– simulable, dejando traslucir su visceral anhelo de que todo quede pronto descalificado y hundido. En un semanario de amplia difusión, sin ninguna simpatía por esto de milagros y apariciones, "Vida Nueva", apareció hace meses (núm. 1.490; 3-10 agosto 1985), entre las cartas de lectores, ésta que yo estimo certera y acertada, o acertadísima: 255

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