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baba ahora, sin ruidos, un gnsaceo atardecer de noviembre: "Estába lloviendo ... Yo subía sola ... Y la Virgen me dijo ..." Ya no habrá más encuentros maravillosos en aquel escenario donde tantos había habido. Era el final. La despedida bajo la lluvia ... ¿Hasta cuándo? ¡Cómo se había familiarizado la Virgen Madre de Dios y nuestra con todo aquello de GarabandaL y con todos aquéllos que en Garabandal querían encon– trarla... ! "Se interesaba por todo lo nuestro - recordaría Conchita con los ojos humedecidos-. ¡por todo!, hasta por nuestras vacas". Bien ha podido decirse: "Es la historia más hermosa de la humanidad desde los tiempos de Cristo. Ha sido como una segunda vida de la Virgen en la tierra, y no hay palabras para agradecerlo". A partir de aquella despedida bajo la lluvia, todo aquello empezaba a ser historia ... Pero historia que no pasa, ni se marchita, porque de todo ello quedará allí. para siempre, un "algo"inefable y salvífica. que encon– trarán cuantos vayan llegando allí con fe. de lo que sacarán fuerzas para la más alta esperanza y el mejor amor. "No me verás más aquí. Pero estaré siempre contigo ... Y CON TODOS MIS HIJOS". Es la última y mejor palabra de Garabandal. 242