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desahogo: "¡Ay, qué feliz soy cuando os veo! ¿Por qué, Madre, no me nevas ya contigo?" - "Acuérdate de lo que también te dije el dfa de tu santo: al presentarte ante Dios, tienes que mostrarle tus manos LLENAS DE OBRAS HECHAS POR TI EN FAVOR DE TUS HERMANOS Y PARA GLO~ RIA DEL MISMO DIOS... Ahora las tienes aún vacías". "Me parecía -escribió Conchita en una ,carta~ que había estado conmigo muy poco. Y al final me dijo: -"Esta es la última vez que me ves aquí. Pero ESTARE SIEMPRE CONTIGO. y. CON TODOS MIS HIJOS". "Como ya he dicho antes, estaba lloviendo mucho; pero la Virgen y el Niño no se mojaban nada. Tampoco yo cuando los estaba viendo; pero después, cuando ya dejé de verles, sentía que me mojaba ..." Tal fue el episodio del sábado, día 13 de noviembre de 1965, en Garabandal. Ultimo episodio de una histo– ria sin par, que aún no podemos valorar con suficiente perspectiva. De algo inefablemente maternal estaría matizada la voz de la Virgen, al decirle a Conchita: "Esta es la última vez que me ves aquí". Lo que había empezado cuatro años antes con estampido de trueno, un día radiante de junio, se aca- 241