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Virgen, ¡se distingue tan bien de todas las demás! , que me llamaba por mi nombre, y yo le· contesté: "¿Qué?". Y entonces la he visto, con el Niño Jesús en brazos. Venía vestida como siempre y muy sonriente. "Yo le dije: "He venido a traerte los rosarios, para que los beses"; y Ella me ha dicho: "Ya lo veo". Yo llevaba chicle en la boca ... Y Ella me ha dicho: "Con– chita, ¿por qué no dejas tu chicle y ofreces eso como un sacrificio por la gloria de mi Hijo?". Y yo, con ver– güenza, lo he sa·cado de la boca y lo he tirado al suelo. "Después me ha dicho: ''Te acordarás de lo que te dije el día de tu santo, que sufrirás mucho en la tierra ... Pues te lo vuelvo a decir. Pero ten confianza en Nos– otros, y llévalo todo a nuestros Corazones, por el bien de tus hermanos; así nos sentirás siempre cerca de ti". Yo le he dicho: "¡Qué indigna soy, Madre, de tantas gracias que me habéis dado! Y todavía venir hoy a mí, para aliviarme de la pequeña cruz que ahora tengo... " -"Conchha: NO VENGO SOLO POR TI, VENGO POR TODOS MIS HIJOS, con el deseo de atraerlos a todos hacia nuestros Corazones... Y ahora dame todo lo que traes, para que Yo lo bese". Y se lo he dado. "Después de besarlo todo, me ha dicho: "Mi Hijo, por este beso que Yo he puesto en estos objetos, se servirá de ellos para hacer prodigios: repártelos a los demás". A continuación la Virgen se interesó por los encar– gos y peticiones que la joven llevaba de parte de otras 239