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Y las circunstancias empezaban a ser muy otras ... Aquellas cuatro ex-niñas no tendrán porqué seguir allí en su aldea, dedicadas a esperar las sorprendentes int.ervenciones del Cielo; será preciso que se acomoden al vivir "de todos", que piensen en su futuro. que traten de encauzar concretamente su Yida. De· momento, ellas -'-con la sola excepción de Mari Cruz- piensan consagrarse a Dios en alg"una congre– gación religiosa. Lo han dicho, o dado a entender. en no pocas ocasiones. Y el 8 de septiembre de este mismo año, 1965, se lo ratifica Conchita al P. Laffineur en el curso de una importante y seria entre\'ista que tiene con él en Torrelaveg,l (Santander): "Mis compañeras)" yo venimos pensando en el convento desde los prime– ros .días de las apariciones. Ningún sacerdote nos. ha metido esto en la.cabeza. Cuando todas las cuatro haya– an~s marchad.o del pueblo, será el tiempo mejor para subir a Garabandal: entonces la gente irá sólo por la Virgen". El día 30 de septiembre parten para Zarag01a las dos amigas. Loli y Jacinta. El sacerdote zaragozano D. h1is Jesús Luna se lo ha arreglado todo para que las dos puedan ingresar gratuitamente en el internado que las Hermanas de la Caridad de Sta. Ana tienen en la villa aragonesa de Bo1ja. Las dos chicas están ya en sus 16 años, comienzo de prometedora juventud. Es la pri– mera vez que se arrancan así de su pueblo, y aunque por una parte les ilusione, también les resulta muy dolo- 236

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