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y una exhortación a procurar este cambio, antes de que sea demasiado tarde. * * * Las reacciones ante 10 ocurrido el 18 de junio fue– ron muy diversas. No pocos quedaron "confirmados" en lo que ya venían sintiendo. Otros, nuevos en el asunto, quedaron saludablemente "tocados" .... Y los recelosos o ya nega– tivamente predispuestos, siguieron por lo general como antes: o dudando o negando o combatiendo. Lo de "muchos sacerdotes por camino de perdi– ción" levantó una polvareda en ciertos sectores clerica– les. Y el Obispado se reafirmó en su posición con una cuarta nota, que no aportaba nada nuevo, salvo la expresa declaración de que todo aquello de Garabndal no tenía "nada de eclesiásticamente censurable, ni en la doctrina, ni en las recomendaciones espirituales dirigi– das a los fieles". Despedida bajo la lluvia Los más agudos observadores tuvieron pronto la impresión de que aquello del 18 de junio había venido como un desenlace o cierre de todo lo que estaba ocu– rriendo en Garabandal. La cosa no iba a seguir indefinidamente. Sus protagonistas, las "niñas", ya habían dejado de serlo. 235

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