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ses, 4 italianos, y algún que otro representante de otros países... Debía de haber bastantes sacerdotes, pues sólo los bien visibles, los de, sotana, llegaban a 10. Según un testigo de vista, el P. Laffineur, el com– portamiento de toda aquella multitud -extranjeros y españoles- "fue ejemplar, dando muestras de piedad, mesura y espíritu de penitencia; hubo tres misas en la iglesia -en esa mañana del día 18-, y en ellas comul– garon muchísimos de los que habían llegado". Abundaban también los periodistas, y hasta había operadores de radio, NODO y televisión (ésta, ita– liana). A partir de las tres de la tarde la aglomeración y la espectación en los alrededores de la casa de Conchita se fue haciendo impresionante ... Todos hubie.ron de aguantar una larguísima espera.. . Ya habían pasado las 10 de la noche, cuando un sacerdote, desde la puerta de la casa, anunció: "De parte de Conchita, que se-dirijan todos a la Calleja, a lo que llaman el "Cuadro". Toda la multitud salió a .la carrera, atropellada– mente, hacia el lugar indicado. Alií, el sosiego se fue imponiendo poco a poco... , y se terminó rezando a dos coros, en voz alta; el español se alternaba con el francés. Se rezaba dentro de la noche, pero bajo un firmamento extrañamente lumi– noso, con millones de estrellas centelleantes. 232
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