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1964: Otro año de paréntesis Las videntes siguen sin apariciones. En cambio. se mantienen las "locuciones" (aunque parece que muy espaciadas) para Conchita y Loli. Con este singular favor del Cielo las jovenzuelas van adquiriendo una notable madurez espiritual. El 4 de febrero escribía Maximina a la familia Pifa– rré: "Yo no tengo ya ninguna duda sobre esto de aquí. porque le oigo decir a Conchita cosas, que no sé qué contestarle ... ; ni me atrevo casi a seguir la conversa– ción. El otro día, por ejemplo. me dijo que la única cruz que puede tener ya ella es la de no amar bastante a Jesús; todo lo demás, por mucho que nos parezca. importa de verdad bien poco..." Y de nuevo, en otra carta, del 23 de marzo: "Con– chita está muy fervorosa; hoy me ha dicho que tiene ganas de tener ya el tiempo que necesita para ir al convento, que por su gusto se iría desde. ahora. Y ¡si vieras qué guapa estú! Pero a ella parece que el mundo no le llama nada: aunque. como es natural. también le gusta divertirse: pero siempre con chiquillas. y mejor. con la mi nena y otras que son así de grandes". Mientras tanto. las gentes del pueblo no madura– ban para mejor. ..· Iba mejorando el pueblo en varios aspectos materiales: pero en otros aspectos... Los "tes– tigos" franceses que han elaborado el librN "I.'Etoilc dans la Montagne" concretan así las impresiones de sus visitas en este tiempo: "Las familias se empezaban a 226

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