BCCCAP00000000000000000000937
la tarde... No sabe lo que es aburrirse". Esto no significa que la chica se hubiera vuelto rara o huraña. La misma Maximina le preguntó un día: "¿Qué te gusta mús. divertirte, o estar en la iglesia'?". Y ella, siempre tan oportuna para bromear o tomar el pelo. le contestó: "Las dos cosas me gustan mucho". Si tal era su disposición espiritual inmediatamente antes de que le vinieran las "locuciones". podemos ima– ginarnos cómo sería después. Ella misma parece apun– tarlo cuando escribe: "Me han hecho mucho bien estas locuciones. ¡Mucho, mucho! Prefiero la locución a las apariciones, porque en la locución la tengo en mí misma". Son casi las últimas líneas de su Oiario. dejado sin acabar. El distanciamiento de un mes que hubo entn: la primera y la segunda locución parece que se convirtió en norma, pues en una carta de julio, día 7. dice Maxi– mi na a la Familia Pifarré. de Barcelona: "No sé si os he dicho que Conchita y Loli tienen ahora locuciones, una cosa como si las hablara la Virgen, pero sin \'erla. Me dicen que cuando tienen estas locuciones, sienten una alegría muy grande. Me parece que las tienen una wz al mes". Y ya hacia fines del año. el 2~ de noYiembre. escribía la misma Conchita a IV Ma1ü Herrero de Gallardo: "Me dices que te diga cosas de la Virgen... ¿Qué te voy a decir si ahora no la veo'? Sólo que hablo (o me habla) una vez al mes; este mes todaYía no he hablado con Ella: mañana o pasado me hablará" Y Dª María puso un poco después en la púgina manus- 218
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz