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"Conchita me dijo que el nuevo fenómeno• le había ocurrido ya varias veces. Parece que empezó en marzo, cuando ella estaba sufriendo mucho, por la retirada de la Virgen desde enero... , y por las dudas de tantas per– sonas... ; estando un día de rodillas en su casa, con no poca angustia, entendió que la Virgen le decía: "No dudes de que mi Hijo hará un Milagro". Su seguridad en esto, desde entonces, se evidencia en la paz inaltera– ble de que disfruta. Me confiesa que en esa misma ocasión "oyó, sin oír" otras cosas, para bien de su alma y de la de otros..." La primera "locución" de Conchita, a la que. ella se refiere en las palabras transcritas de su Diario, ocurrió en el mes de marzo, empezada ya la Cuaresma: y pasó un mes antes de que viniera la segunda: "Pasaban los días, ¡y que no me volvían a hablad A mí me daba una pena ... Pero yo lo comprendía: ¿Cómo Dios me iba a dar tanta felicidad, a menudo, sin merecerla? "Pero al cabo de un mes, he vuelto a oír esa voz de felicidad interior, sin palabras, en la iglesia". (Diario, pág. 64). La adolescente, con sus 14 años recién cumplidos, se había convertido en una mujercita muy esbelta: pero lo im-portante era que estaba viviendo entonces una temporada de especial fervor. En una carta de su tía Maximina, del 11 de febrero, se Ice: "Conchita, como no tenga que ir al campo, pasa casi todo el día en la iglesia; por la mañana va allí a rezar el rosario, y unas mujeres van con ella; a la tarde, va y pasa allí lo más de .217