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había ocurrido, sino también en cuanto a la realización de lo que debía ocurrir (por estar claramente anun– ciado). Y de pronto ... Oigámosle a ella: "Yo también he dudado un poco de que el Milagro vendría. Y un día, estando en mi habitación, dudando... , oí una voz que me decía: "No dudes, Conchita, de que mi Hijo hará un Milagro". "Lo sentí en mi interior; pero tan claro como si fuera por los oídos, o mejor aún. Era un hablar sin palabras. ¡Me dejó una paz... , una alegría! Más que cuando la veía a Ella". •~y yo, al primero que se lo he dicho, fue a Plácido, el Sr. Ruiloba, de Santander; y luego él ya se lo dijo a más". ( Diario, pág. 63 ). El sacerdote ya varias veces citado, D. Luis López Retenaga, prefecto de teólogos en el Seminario de San Sebastián (Guipuzcoa), escribía en su tercer informe al Obispo de Santander: "Camino de Garabandal, para suplir al párroco durante la Semana Santa (7-14 de abril), tuve conocimiento de rumores que corrían sobre nuevos fenómenos extraordinarios en Conchita y Loli ... "Y ellas mismas, en los días de la Semana Santa, repetidas veces me hablaron de las "visiones inter– nas" que parecían tener. Pude examinar a una y a otra, por separado, y llegué a la conclusión de que se trataba de "locuciones". 216

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