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gen... Y ellos, no sé lo que decían. Lo que sí sé que decían, era que el milagro de la Hostia lo había hecho yo, y lo explicaban... a su manera. Claro, en esos ratos en que no se sabe bien lo que se dice. Y se dejaron dominar algo por el demonio... Y ellas, desde ese día, no volvieron a tener más apariciones. Yo,. todavía sí: esa misma noche, y hasta el 20 de enero. Después ya no he vuelto a verla". (Diario, pág. 62). ¡Un final nada bonito y verdaderamente inespe– rado! Para Mari Cruz había acabado todo en el septiem– bre anterior. Para Jacinta y Loli acabó ahora en este enero de l963; está claro en una carta que el día 10 escribió Maximina al Dr. Ortiz: "Ya sabrá todo lo que pasa ... Conchita es ya la única que sigue viendo a la Virgen, si es cierto que la ve (hasta la misma Maximina tiene sus dudas); las otras negaron que la veían. Así que usted dése cuenta..." También nosotros podemos darnos cuenta de lo que trajo tan desconcertant.e desenlace. Dice esta misma carta del día 16: "Aquí hay una pandilla de mujeres que están contentísimas., porque todo esto de las apariciones no sea cierto; ya sabe usted: hay muchas envidias. Y hay también otra pandilla qué cree más que nunca. Yo, le digo que es una sobrina (Con– chita), y a ella sí la creo, que la pobre no mentirá; pero en la Aparición creo muy poco. ¡Dios mío! ¿No le parece que si esto no resulta, va a ser la perdición para 212
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