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extranjero, Han trabajado mucho y bien, y fundada– mente podemos pensar que aquella su llegada al lugar de. las "nuevas apariciones", en noviembre de 1962, entraba en los planes de la Divina Providencia como elemento de importancia decisiva para darlas a cono– cer. Nos han dejado un precioso testimonio de cómo eran las noches de Garabandal por aquellas fechas que venimos recordando: · "Cuando por las ''llamadas", se esperaba la Visita de la Virgen, ni las niñas ni sus padres se iban a la cama. Nosotros hemos pasado varias de estas velas nocturnas en casa de Conchita, con su madre. Aniceta. con su hermano mayor, Serafín, y algunos visitantes... ¿Quién podría decir el encanto de semejantes "vela– das"? Eran de verdad únicas estas noches de espera: se pasaba el tiempo entre plegarias. cánticos piadosos y comentarios sobre la inagotable bondad de la Virgen. aportando cada uno de los presentes sus propias e inol– vidables experiencias..." Pero bien se comprende que tales noches en wla. especialmente para quienes las estaban Yiviendo desde hacía tiempo uno y otro día. no tenían sólo encanto ... El 22 de noviembre escribía Maximina a Dª Eloísa de la Roza Velarde. cuñada del Dr. Ortiz: "El sábado subirnos a los Pinos rezando el rosario: estaba a todo llover. Luego fuimos al c.ementerio. y allí nos metimos en el barro hasta las orejas. El domingo. lo mismo: subimos a los Pinos. todo cubierto de nieve. ~- la gente 205
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