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extinguirse. ¡Cuántas de nuestras cosas le harán son– reír al Señor! Muy indulgentemente, a veces: y a veces, no tan indulgentemente: -"¿A qué viene ese agitarse tumultuoso de las naciones? ¿Para qué tánta inútil palabrería de los pue– blos? Aquel que tiene su trono en lo alto, SE SON– RIE..." (Sal 2, 1-5). Bien pudiera ser que la Virgen se sonriera en aque– lla madrugada, contemplando el futuro de Garaban– dal, más allá de todas las "notas" y de todas las oposiciones ... ¿,Sonreiría igualmente, contemplando el futuro de la Iglesia. más allá de todas las sesiones concilia.res... y más allá también de todas las convulsiones y crisis y preocupaciones postconciliares?. De esperar es qüe sí. Aunque el rostro postconciliar de Pablo VI no se correspondía muy bien con la radiante faz de. Juan XXIII en el amanecer inaugural del Concilio... EL MILAGRO se perfila... Los familiares de las videntes. los moradores del pueblo. los forasteros que allí acudían, empezaban a sentir una especie de cansando ante aquel sucederse de "cosas" muy admirables en sí mism.as . pero que no acababan de desembocar en algo definitiv.o y clarifica– dor. Y no sosegaban exigiendo a las niñas un milagro pronto y convincente. 200

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