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-"Dime, Loli. ¿qué Virgen es la que ves tú? -Bueno, vírgenes no hay más que una, aunque se la pueda llamar de distinto modo: del Carmen, del Pilar, del Rosario ... -Bien; pero ¿cómo es la Virgen que tú ves? La niña hizo una vez más la descripción de la Vir– gen que se les aparecía a ellas, y concluyó con entu– siasmo: -"Lo. más bonito son sus ojos. ¡No hay nada como ellos! No se parecen a nada ni a nadie de este mundo... Yo sólo puedo decir que son bellísimos, y una no puede hacer otra cosa que mirarlos". Horas depués, hacia la 1,30 de la noche, Loli cayó de rodillas, allí en la cocina de su casa: "Su cara -dice Dª María- estaba verdaderamente transfigurada, y al tenerla vuelta hacia arriba. los cabellos le caían sobre las espaldas de forma muy bonita: sus ojos miraban absortos... " En un momento del éxtasis. la niña. como de cos– tumbre, ofreció al beso de la Visión los objetos que le había llevado la gente. Entre ellos había un pequeño misal de la misma Dª María: ésta se atreYió a decir a Loli. acabado el éxtasis: "Me temo. niña. que como tú pasabas tan de prisa las páginas del misal para que la Virgen las fuera besando. también Ella las haya besado un poco precipitadamente... " 196

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