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No se trataba de una "condenación" canónica, por– que ningún proceso canónico ni "estudio" digno de este nombre había precedido; tampoco se habían produ– cido nuevas situaciones que aconsejasen nueva inter– vención de la jerarquía... ¿Entonces? Tal vez se quería dejar en estado de causa sentenciada, que ya no hay porqué tocar, unos sucesos que podían ser en Roma materia de enojosas preguntas, y que además choca– ban fuertemente con el "espíritu" secularizante que había empezado a soplar desatado por zonas y sectores de la Iglesia a pretexto del "cambio" que debía traer el Concilio. El hecho es que Garabandal, que había venido -y esto aparece más claro cada día- en misteriosa y fuerte relación con lo que iba a ocurrir en Roma (y luego en toda la Iglesia) a partir de aquellas fechas de octubre de 1962, recibió en vísperas del gran acon.teci– miento conciliar un nuevo golpe que bastantes desea– ban fuese ya el definitivo... Los efectos de esa nueva "Nota" episcopal - primera del nuevo Sr. Obispo, Mons. Beitia- no fue– ron como para dejar satisfechos a los de la Comisión ... ; pero sí lo suficientes para que se produjera una merma considerable en la afluencia de visitantes o curiosos. Al dorso de una estampilla, con fecha 25 de octubre, le decía Loli al Sr. Cura de Barro (Asturias): "Viene bastante menos gente que antes d,e publicarse la Nota del Obispado: pero todos los días viene alguno". El reverendo D. Luis López Retenaga, del semina- 194

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