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ciando lo que ha ocurrido. lo que va a ocurrir, para que se puedan salvar. Mi familia fue la primera en creerme loco, aunque ahora ya no piensan lo mismo; pero le aseguro que nada me importa lo que pueda creerse nadie: sólo me importa Dios". En una carta de abril de 1970 la baronesa María Teresa Le Pelletier de. Glatigny me decía: .. ta otra tarde, en París, el Dr. Caux nos hacía confidencias sobre lo que él había sentido la noche aquella de Gara– bandal... Nos aseguró cómo en el momento preciso del milagro él había VIVIDO, con una experiencia que no puede traducir la. palabra humana, lo que es PERDER A DIOS, fa verdadera pena del Infierno...• al mismo tiempo que Re llenaba todo el horror de estar en pecado mortal. · -Ruegue usted por mí, señora -me dijo al final-– para que jamás recaiga en pecado grave, ahora que ya tengo la experiencia de su terrible dimensión". Creo que esta página de Garabandal es d.e valor superlativo. desde cualquier punto de vista que se la mire. Si.n embargo, por un conjunto de circunstan.cias o de actuaciones, que uno no acierta a explicarse, la más espesa niebla de dudas y sospechas se ha mante– nido pertinazmente sobre el hecho mismo que fue su causa u ocasión. Testigos como el Sr. Damiáns y el Dr. Caux no han sido llamados jamás a declarar en debida forma, y la Comisión.responsable del Obispado se instaló "alegre" y prontamente en el dictamen de que todo lo del 18 de 181

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