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sión como esa que tuve de "VERLE A EL.. en el momento más grande y solemne .de mi vida. Dr. Caux- ¡No sabe usted cuán feliz me hace. por un lado, y. cuán desgraciado, por otro! ¡Yo sentí lo mismo que usted. pero al re\'és! Yo llevaba todo bien preparado para filmar la escena: lo tenía todo a punto como nunca. Pero todos~ me puso mal. y no pude hacer nada. Sólo en el último instante, en la última fracción de segund'o, alcancé a ver la hostia. que ya desaparecía hacia el fondo de la boca de la niña... En ese momento, me in-rndió de golpe un dolor espantoso, horrible, que me ahogaba ... EL DOLOR DE UN DIOS PERDIDO: DE l 1 N DIOS QUE HABIA LLEGADO A ENTREVER... \' QUE IRREMISIBI,EMÉNTE SE ME IBA... En ese momento sólo pensé que yo estab~ en pecado mortal. Lloré, como usted, pero ¡de dolor! ••Experimen– té" lo que es; de verdad, el pecado. Yel Infierno... Fue inútil que mi mujer tratara de consolarme: ni yo le podía explicar nada. ni ella hubiera podido comprender. Aquello era demasiado grande. en tfoltH·. pnra compar– tirlo o para recibir consuelo ... Aquella noche en Garahandal tm·e incluso la impresión de que la gente, el pueplo. me esquirnha. ¡Cómo si vieran mi pecado! ...Ahora sé lo que es Dios. y lo que es el Infierno: el no ver a Dios. Aquella "sensación" del Infierno me mueve a tratar de mover yo mismo al mundo. anun- 180

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