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Y a partir de entonces, durante más de una semana, él repitió sus visitas casi a diario. Y se "entretenía" largo rato con ellas, aunque a ellas, por causa de su felicidad extática, les parecía que el encuentro duraba sólo muy contados "minutines". El día 24, sábado y fiesta de S. Juan Bautista. hubo una novedad en el presentarse del Angel, que, como siempre, áparecía hermosísimo, sonriente, ton un mirar que llegaba hasta el fondo del alma de las niñas; la novedad estaba en que debajo de él brillaba una escritura luminosa, o como escribiría más tarde la misma Conchita, el Angel "traía debajo de los pies un letrero, y nosotras no entendíamos bien lo que ponía; las palabras que entendimos, eran éstas: en el primer renglón, "Hay que...", y en el último renglón: "XVHI– X-MCMLXI"... Desde hace años nosotros podemos entender de sobra lo que entonces las niñas no lograron entender. En el letrero de que habla Conchita, aparecía primero el texto del brevísimo mensaje que debía promulgarse el 18 de octubre de aquel año; y lo que se daba al final, en números romanos. era esa misma fecha de 18 de octu– bre de 1961. Podemos imaginarnos el revuelo que todo esto iba levantando en el ámbito del pueblo, y por toda la comarca ... Garabandal había súbitamente dejado de ser aldea perdida entre montes, carente de interés y con vida aburridamente monótona; cada tarde sus calles se 16

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