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anterior empezaron ya a llegar forasteros que deseaban ser testigos del milagro. Entre ellos estaba de nuevo D. Luis Navas Carrillo, que también ahora fue anotando cuidadosamente cosas de aquellos días... Y pone al final de sus notas esta observación: "He sacado la conclusión de que la mera curiosidad. si bien puede ser al principio un motivo determinante de la subida a Garabandal. pronto entra en quiebra. por no tener allí lugar apro– piada~ lo que allí se respira va llevando poco. a poco a la oración y al sacrificio, hasta gustar la paz y la sereni– dad de un pequeño Tabor". Pero las niñas \'identes no vivían precisamente en un continuado Tabor. Al Sr. Navas Carrillo le impre– sionaba que no hubiese ninguna excepción para ellas en cuanto a los trabajos de cada jornada.-· "Recuerdo que un día nos habíamos acostado después del amane– cer, a eso de las 6, y a las 10 ya estaba Mª Dolores en la iglesia, asistiendo a misa. Y poco después la fui sor– prendiendo repetidas veces en viajes desde un prado a casa, cargada sobre sus espaldas con enormes "colo– ños" de yerba". Sobre el ambiente del pueblo al caer la tarde del día I7 -víspera del gran acontecimiento esperado-, tene– mos este breve apunte del mismo Sr. Navas: ."Durante el día estuvieron llegando innumerables cóches. Las casas se llenaban cada vez más, resultando dificilísimo encontrar una cama donde dormir... Otra vez los paja- 172
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