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-Lo que quieran... "Creo que nadie de nosotros se movió: éstu'vii:nos allí rezando con ellas hastá las 6 de la mañhna". "A esa hora, ya amanecido, el padre se füe para la iglesia, siguiéndole todo el pueblo. Y empezó el desfile de confesiones... Y o creo que se confesó todo el pue~ blo. Y según dicen, fueron confesiones de una sinceri– dad y arrepentimiento verdaderamente extraordinarios". Meses más tarde, la madre de Jacínta decía a Dª María Herrero de Gallardo: "Se oía llorar a las niñas con tales voces y tal horror, que yo me levanté para correr hacia mi hija, a ver qué pasaba; pero me echa– ran por la fuerza hacia atrás. Cuando termi.nó la visión, y las niñas vinieron hacia nosotros, las vimos con toda la cara llena de lágrimas. Pidieron que se confesara y comulgara: toda la gente, que iba a pasar una cosa muy horrible ..." Y un hombre curtido del pueblo, nada propenso a dejarse dominar por el miedo o la emoción, el albañil Pepe Díez, afirmaba años más. tarde en rµi presencia: "Ustedes no. pued~n figurarse lo que fue aquello. Yo nunca he vivido .cosa ~gual ". 1 ¿Qué es lo que pudieron ver entonces las niñas? El 7 de octubre de ese mismo año 1962, la referida Dª María Herrero se atrevió a hacerle una pregunta a Mari Loli, y ésta, a pesar de su repugnancia.para hablar del tema, acertó a decir entre balbuceos: 167

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