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ceta,.que estaba impaciente, se asomó a la ladera, hacia el pueblo, y vió delante de su casa una persona que le pareció fraile o sacerdote: "Parece que trae cordones blancos", dijo. Entonces Conchita se levantó y se apresuró a bajar, y detrás de ella, nosotras..." El recién llegado era el Padre franciscano Félix Larrazábal, superior de la casa-colegio que tenía entonces la Orden en el pueblecito de San Pantaleón de Aras (Santander). Era bien.conocido de D. Valentín, y llegaba ahora a Garabandal para atender espiritual– mente a la parroquia con motivo de la fiesta del Cor– pus. Continúa oa Eloisa: "El Padre celebró misa en la iglesia. y nos dió la comunión. A •~ salida com~ritabá Aniceta: "Por algo hemos espe,r~~ó tanto hoy allá arriba! Siempre que hay en el pueblo u.in sacerdote que pueda dar la comunión, no viene el Angel". El día fue pasando ... "A primera hora de la noche -habla de nuevo la mencionada testigo-, yo me acerqué a casa de Mari Cruz, a recoger un rosario que le había dejado, y por el camino me enteré de que ya estaban las niñas en la Calleja. Marché hacia allá con toda prisa.,.". Pero no pudo llegar .a donde pensaba. Las niñas, que. en un éxtasis anterior habían estado con el Angel, comunica– ron de parte de éste, que luego, nadie se atreviera a pasar de la última casa del pueblo (aún no existía la "del 165
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