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muchas comuniones -"de excepción"-, que por algo se estaba en el Tiempo Pascual. Los diversos apuntes de aquellos días confirman abundantemente esto último: Día 15, fiesta de S. Isidro, patrono de los labrado– res en España: "hacia las 8 de la mañana fue Conchita a la Calleja, según costumbre, para rezar allí el primer rosario; de allí se fue al pórtico de la iglesia, cayó en éxtasis, y dice que le dió la comunión el Angel..." Día 16: "hoy fue Conchita a los Pinos, a las 9 de la mañana, y le dió la comunión el Angel, según dice ella..." A propósito de este fenómeno tan característico de Garabandal, que fue el de las comuniones "por mano del Angel", conviene hacer algunas observaciones, por– que suscitó dificultades desde el principio. La misma Conchita escribió en su Diario: "Cuando se lo decíamos a la gente, no lo creían algunos, sobre todo los sacerdotes, porque decían que el Angel no podía consagrar. Y nosotras, cuando volvimos a ver al ángel, le dijimos lo que decía la gente; y él nos dijo que cogía las formas de los sagrarios, que las cogía de la tierra ( no las traía del cielo), ya consagradas. "Luego nosotras se lo decíamos a la gente, pero algunos todavía dudaban". Creo que esa dificultad surgida de que los ángeles no tienen poderes sacerdotales, quedó pronto suficien- 158

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