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dos en el cielo ... De cuando en cuando se arrodillaba,. rezaba y besaba la cruz... · "Medio pueblo y todos los forasteros la seguíamos como alucinados..." Relata a continuación los diversos lances de aquella marcha extática, que más o menos nos son va conoci– dos por relatos similares de tantos otros vi~itantes de Garabandal, y lo. que es más interesante: su propia personalísima experiencia, así como la de su esposa ... Y termina así: "En aquel mismo momento encontré la explicación de todo lo que hasta entonces no comprendía. vi en la celestial expresión del rostro de la niña el reflejo de la presencia de la Virgen sobre nuestras cabezas. De rodi– llas como estaba, llorando abundantemente, yo me puse a pedir a Dios perdón por mi incredualidad". "He de volver a San Sebatián de Garabandal. como vuelven todos los que han ido. Llevaré a amigos y médicos, y les pediré que traten de explicar el misterio de esas cuatro aldeanas montañesas ... Pero más aún pediré a Dios que nunca nadie pueda quitarme la emo– ción que sentí aquella madrugada del Sábado Santo. ¡Es tan bello creer en el milagro!" 149

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