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A Dña. Mercedes la dejaron como helada: Y con unas horas de la noche por delante. para poder debatirse en negros pensamientos: sobre su propia situación ante Dios .... sobre el posible para 1 clero de su hijo ... ¡ Una \'erdadera noche de \'ierncs Santo! No sabemos si la atribulada señora llegó por fin a conciliar el sueño aquella noche: pero sí sabemos que d nuevo día no le trajo muchos consuelos. Los calendarios señalaban: 21 de abril. Sábado Santo. l.itúrgicamcnte era un día lleno de nwderada pa/. de santa espera ... l.a oración que se recitaba a cada "hora" del Oficio Di,·ino lo expresaba abiertamente. Pero en la pobre sc11ora ba1n·lonl'sa parl'CÍa hahl'l'Sl' parado todo latido de consoladora L'speran1a. -"El Sábado Sarito no fue para mí un día mejor. A pesar de la cordialidad que me prodigaban unos y otros. hasta las madres de las niñas. todo en L'l pueblo me resultaba hostil. Fra indudabk que toda aqudla amabilidad se debí,1 a la piL'dad y recl'io qul' en todos había despertado el e\'idente aisl.1micnto a que la \'ir: ):!en me había contknado. Para mí era lo de ll1L'tWS h) que pudiera pensar la genk: lo que wrdaderamente niL' dolía era percibir 1u¡ucl dcimirc constante que sin duda venía "de arriba"... · ! Al fin. y después de unas reflexiones que ella se hito. ayudada sin duda por la ¡!racia di,·ina. se instaló 143
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