BCCCAP00000000000000000000937
Había que acogerse sencilla y totalmente a la inmensa bondad de Dios. La misma tarde de su llegada al pueblo, tarde de Viernes Santo, pudo pasar su desazonante pregunta a las niñas de las apariciones: "Cuando veais a la Virgen, preguntadle por mi hijo". --"¿Y qué le pasa a su hijo'?", preguntó una. -"¡Está muerto!" No hubo más explicaciones, ni tan siquiera el nom– bre del muchacho: Apareció luego claro que las niñas hablaban a su Visión de la señora y de su hijo... Pero ni en la tarde de aquel día, ni durante las largas horas en vela de la noche, hubo respuesta para la angustiada señora. Y no sólo esto; ella creyó recibir, en ve1. de respuesta, des– aires: "Cuantas veces la niña daba a besar (en éxtasis) su crucifijo, lo hurtaba visiblemente a mis labios. La sos– pecha de que, si aquello era verdad, la Virgen rehuía a propósito mis homenajes, me hacía sufrir muy honda– mente ..." Pero todavía vino luego algo peor cuando Dña. Mercedes pudo hablar con dos de la niñas al acabarse cierto éxtasis: -¿Qué, no os ha dicho nada'! -"Sí. La Virgen ya me ha contestado. Pero no puedo decírselo a usted. Esto de l .oli lo repitió luego Jacinta. 142
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz