BCCCAP00000000000000000000937

Subía a Garabandal con un interrogante clavado en lo más sensible de su alma de mujer madre: ¿qué había sido de su hijo Miguel, trágicamente muerto en acci– dente a la témprana edad de 18 años? ' . ' . . . Sobre aquel hijó' parecía haber concentr~dq el)a uh cariño muy singular, y más de uná vez había entor\~ trado en él un valioso confidente... Su trágica desapari– ción fue para ella un golpe brutal, dejándole psíquica y espiritualmente hundida durante no poco tiempo: des– conciertos, rebeldías y crisi.s de fe érépitaban en su interior a muy alta temperatura... · · Penosamente había logrado D.ña . Mereeqes ir saliendo de aquel hundimiento hacia una serena nor~ matización de su práctica cristiana.: Pero no podía a.rrancar de su corazón la punzante pregunta: ¿Dónde .y cómo está ahora él.? .. .Hasta (JUe .un.día oy{)hablar c,k lás ~ósas q~c OC~:– rrían en un apartad<> lugar dela Mo'ntaña clintábric:a ... ' ' ' i ' ' ~ 1 , ' ' Y pronto pensó: si el Cielo se comunica así con esas niñas de, Garabandal, ¡,no podré encontrar yo alH, por medio de las mismas riñas, l.a respuesta que cstqy nece- sitando? · · · · El día de Jueves Santo se puso en camino, muy largo camino, y no sólo de kilómetros ... Había que acc<.!der a lo de (iarabandal con talan.te humilde: necesitada, terriblemente necesitada ella de una "graéia;; muy sin– gular, no podía presentar ningún título para obtenerla. 141

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz