BCCCAP00000000000000000000937
Ya el día l2je marzo se le oyó dicha súplica a Loli con toda claridad, formando parte de un coloquio que mantenía con el difunto P. Luis Mª Andreu. Dos días más tarde, el 14, fue Jacinta quien apre– miantemente repetía la súplica a su visión: "¡Anda! Haz ya el Milagro, que la gente así lo creerá... " Y Maximina González escribía el 7 de marzo a Dña. Asunción Pifarré (Barcelona}: "La ot.ra noche, Jacinta y Mª Dolores pedían un milagro, como siem– pre. "¡Anda! -le decían- Haz un milagro... ¿Le vas a hacer?... ¡Anda! ...Que vengan RESPLANDORES... Que la gente no cree. Haz un milagro, para que crean todos ..." "Cuando se les pasó el éxtasis, les decíamos que qué les había dicho la Virgen; y decían que cuando le pedían así el milagro, Ella se sonreía". Milagros habían ocurrido muchos en Garabandal y seguían ocurriendo. Pero no eran "espectaculares", que es lo que la gente deseaba. Y seguramente las niñas no hubieran insistido tanto en aquella petición, si de arriba no se les hubiese dado a entender que al final vendría una gran ·~prueba" a favor de "la verdad" de todo aquello. "¡Ya creerán, ya creerán!", solía replicar– les en tono profético -y un tanto apesadumbrado-- la misteriosa Aparición. La humana, ¡demasiado humana!, impaciencia del público tenía su explicación: pasaban meses y meses, y no acababa de ocurrir nada que apareciese decisivo. 130
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz