BCCCAP00000000000000000000937
escena que tenía a_nte sus ojos: allí estaban bajo un árbol su,s dos hijos. de rodillas sobre el empapado suelo. rezando ... Conchita. absorta en su visión. iba delante en el rezo; Cetuco. con toda piedad. contes– taba ... ¿,Qué podía hacer ella. sino sumarse plenamente a aquel insólito rezo'? Eran unos "Maitines" maria11os como seguramente no había vivido ni soñado jamús ningún hombre. Al cabo de un buen rato. la niña cxtútica cmpc1ó a dar señales de que allí la cosa se acababa, y la madre se apresuró a bajar delante, para prepararle de algún modo el camino del descenso... Fue inútil e innecesa– rio. pues la niña. sin salir de su arrobo. ¡de rodillas y hacia atrús!. hizo un maravilloso descenso sobre la nicYe. sorteando toda clase de obstúculos. Ante estos dos episodios que no son u111cos queda uno estupefacto de que personas putativamente "serias" hayan llegado a decir y repetir que todo lo de Garabandal puede explicarse naturalmente .... y que todo. o gran parte, se debe a miras interesadas de los padres de. las niñas o a un afún de notoriedad o exhibi– cionisnH, por parte de ~stas: que sólo "caían" en trance cuando se sentían rodeadas de público y expectación ... * * * En estos meses de enero y febrero de 1962 no hubo jornadas especialmente llamativas. Hubo sí muchas repeticiones de cosas admirables. ya dichas. y que siempre parecían "nuevas". 126
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz