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una pausa de invierno sobre las cosas que, allí venían ocurriendo. La Virgen tuvo con ias niñas una especie de despe– dida, no porque ya no hubieran de volver a verla, sino porque no habrían de verla con tanta frecuencia como hasta entonces. Y a cada una fue indicando la fecha o fechas del núevo encuentro; con la esperanza de que llegara el día señalado, se les haría más llevadero el lento correr de la estación invernal. Don José Ramón García de la Riva, párroco de Barro de Llanes (Asturias), conserva una carta de Conchita, fechada el 25 de noviembre, en la que, a propósito de las apariciones, le dice la niña: "Yo no he vuelto a tener desde hace ocho días; y ya hasta el día de la Inmacu– lada, en que _me dijo la. Virgen que a lo mejor venía; si no viene ese día, hasta el 27 de enero no la vuelvo a ver. Y Mari Cruz no la vuelve a ver hasta el 16 de enero; y Jacinta antes, ~• 16 de diciembre; y María Dolores, pues no sé... " El mism'o señor cura tiene otra carta de Jacinta, fechada el 27 de noviembre, con escuetos y precisos informes: "A mí ahora se me aparece más de tarde en tarde. El día 6 me dijo que rezara todas las mañanas un rosario en el "cuadro"; y hasta el 16 de diciembre no la vuelvo a ver; y Conchita, María Dolores y Mari Cruz la esperan en enero. Así que todos los días rezamos unos cuantos rosarios, para ver si la Virgen hace un milagro para que todo el mundo crea..." 118

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