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A rematar todo este difuso sentimiento de "final de fracaso" vino una nueva Nota hecha pública por el obispado y firmada por el Administrador Apostólico de la diócesis D. Doroteo Fernández. El y su "comisión", sin tiempo para estudiar deteni– damente lo ocurrido, sin recabar la declaración jurada de los testigos de primera fila, con un apresuramiento que no acertamos a explicarnos y que la historia -y Dios- juzgará, dictaminan de nuevo contra la sobre– naturalidad de todo lo que está ocurriendo... , y acom– pañan su dictamen con una serie de observaciones, que en parte se pueden discutir y en parte se deben recha– zar. Véanse las páginas 262-267 del libro "Se fue con prisas a la Montaña". A pesar del ambiente creado, las visitas a Garaban– dal, aunque disminuyeron mucho, no cesaron del todo; y los fenómenos que· solían darse en las niñas, conti– nuaron sin notable oscurecimiento. Tenemos interesantes testimonios de aquellos días, especialmente de alguien que ha estado desde el princi– pio metido como pocos en todo esto de Garabandal, D. Plácido Ruiloba, de Santander. Su "creencia" en las cosas de las niñas n</ha estado libre de crisis y dudas... -"Yo había quedado impresionado por aquel pri– mer Mensaje del 18 de octubre ... "El pensamiento de este mensaje, completamente ortodoxo, me punzaba la conciencia, pues yo com– prendía que efectivamente teníamos mucha necesidad 112

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