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"Ante cada una de las casas de las niñas videntes había apostadas parejas de la Guardia civil, a caballo, impidiendo la entrada a los innumerables curiosos que buscaban a toda costa conocer, hablar y besar a las niñas..." La hora H Ya antes de media tarde empezaron muchos a tomar posiciones, para asegurarse puestos de preferen– cia en los probables escenarios del gran "aconteci– miento". Pero .había discrepancias en este punto: unos decían que la cosa sería en los Pinos, otros, que en la Calleja, y otros (que parecían los mejor enterados) que en la iglesia. Aquel día no faltaba en el pueblo la Comisión que se decía nombrada por el obispado para estudiar el asunto de Garabandal; pero no estaban todos, como seguramente era su deber (quizá por el tiempo tan ina– guantablemente malo)... Los comisionados presentes sentían una gran de– sazón y deseaban acabar lo antes posible con todo aque– llo. Se echaba la noche encima y no sabían qué podría pasar con una multitud así, en plena oscuridad (aun– que la gente iba provista de linternas y faroles), por tan malos caminos y bajo aquellas inclemencias atmosféri– cas. Lo que se debía haber hecho consta con toda clari– dad en el Diario de Conchita, pág. 37: "La Virgen, en IOO

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