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también la amó mucho: «Jerusalén, Jerusalén, ¡cuántas veces he querido recoger tus hijos como la gallina recoge a sus polluelos!» ... Y el Señor lloró sobre sus muros, pensando en la ruina y destrucción que vendrían sobre ella. E! libro del Apocalipsis, el último de la Biblia, se termina con una evocación: presentando el cielo como la nueva Jerusa– lén, la patria de todos. David toca, canta y danza delante del arca 4. Organización del culto. Habiendo trasladado el arca, David se dedica a organizar el culto di– vino, que se debía desarrollar ante el arca santa. Nombra nuevos sacer– dotes, escogiendo familias dignas y temerosas de Dios, y distribuye a los sacerdotes en diversas clases o grupos, para que el santuario estu– viera siempre bien atendido. Estableció también numerosos cantores, encargados de recitar las divinas alabanzas. La edificación del templo, el gran sueño de David, no la pudo realizar. Dios le anunció por medio del profeta Natán que no ser:a él quien levantaría el templo, sino su sucesor. 5. David peca y se arrepiente. Con todo, a pesar de las grandes virtudes del rey, la vida de David no está del todo limpia. Dominado por una pasión desordenada, se. de- 87
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