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-La octava: Lo que había respetado e] granizo, lo deshizo una nube de langosta. -La novena: Durante tres días y tres noches Egipto se vio envuelto en una gran oscuridad. -La décima: El corazón del Faraón se endurecía cada vez más. Enton– ces, Dios envió la más terrible de todas las plagas: todos los primogéni– tos de los egipcios caerían muertos al filo de la media noche. Todos, des– de el primogénito del Faraón hasta el de la última esclava molinera, y lo mismo los primogénitos de los animales. Los hijos de Israel deberían marcar con sangre de cordero el dintel y las jambas de sus casas, para que, al pasar el ángel exterminador durante la noche; respetase la vida de los primogénitos israeli,tas. 5. La Pascua. ,En la tradición de Israel, la institución de la fiesta de la Pascua, una de las principales entre los judíos, estaba unida al recuerdo del paso del ángel exterminador. ¿En qué consistía la fiesta? El rito principal era la inmolación de un cordero, al caer de la tarde. Una vez asado, se de– bía comer todó él durante la noche, en familia o en grupos. El cordero se comía acompañado de pan ácimo, sin levadura, y hierbas amargas. Los comensales debían estar en pie, las sandalias puestas y el bastón en la mano, como dispuestos a realizar. un largo viaje. La Pascua se ce– lebraba durante siete días seguidos, del 14 al 21 de Nisás (marzo-abril). Los evangelios nos hablan de cómo Jesús celebraba también esta fiesta tan importante para los judíos. En la última Pascua de su vida, en el jueves y viernes santo, instituyó la Eucaristía y quiso morir por nos– otros. El, Jesús, es el verdadero cordero pascual, que borra nuestros pe– cados y nos libra de la muerte eterna. Participamos de ese cordero pascual cuantas veces nm acercamos a la Comunión. Mientras los israelitas celebraban su primera Pascua, pasó el ángel de la muerte, arrebatando la vida de todos los primogénitos egipcios. PARA TU VIDA Una idea: La humildad de corazón nos abre las puertas de los tesoros de Dios, mientras que la soberbia nos >las cierra. Un sentimiento: No hagas como el Faraón. Estate siempre dis– puesrto a escuchar la voz de Dios. Un propósito: La palabra de mis padres es para mí voz de Dios : la cumpliré alegremente. 51

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