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Estos se vieron en la precisión de bajar a Egipto en busca de grano. Ba– Jaron todos, menos Benjamín, el hermano pequeño. El Faraón los envió a José. Este se hizo el desconócido y ellos no lograron tampoco reco– nocerlo. Los trató con dureza, acusándoles de ser espías. Ellos, entonces, confesaron ingenuamente que eran doce hermanos, el menor de los cua– les había quedado con el padre, ya muy anciano, en Canaán, y que otro hennano ya no vivía. José los mandó encarcelar, 'pero al tercer día los hizo llamar de nuevo Y. les dijo: Podéis volver a vuestra tierra con el grano que necesitéis, pero uno de vosotros quedará aquí como re,hén, hasta que me traigdis a vuestm· hennano menor. Y se quedó Simeón. José recibe a sus hermanos 5. Segundo vlaje a Egipto, con Benjamín. Cuando se les acabaron las provisiones, decidieron volver a Egipto y llevar a Benjam'n. Pero Jacob no quería dejarlo ir con ellos, pues temía perderlo como hab:'a perdido a José. Con todo, ante la gran necesidad y las promesas formales de Rubén, le dejó partir. Llegaron ante José, y este les preguntó por el padre anciano. Después, viendo entre ellos a Benjamín, les .dijo: ¿Es esre vuestro hermauo menor, de quien me ha– béis hablado? Y, dirigiéndose a él, le dijo: Que Dios te bendiga, hijo mio. 43

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