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3. Mobiliario y adornos. En un principio, los templos eran sencillos, sin adornos especiales. Toda la atención se dirigía hacia la mesa del altar..Pero los fieles fueron poco a poco sinflendo necesidad de adornar y embellecer la casa de Dios. Y se fueron poniendo cuadros, pinturas, vidrieras ilustradas, imá– genes, etc. Muchas de estas cosas son de un gran valor y servían para recordar a los fieles las grandes verdades de la fe o los ejemplos heroi– cos de los santos. Indicamos algunos de estos adornos: Retablos: Es el adorno ,principal que solía nevar el interior de las iglesias. Consiste en una construcción más o menos artística, que se coloca detrás del altar y como prolongación de éste. Suele llevar imáge– nes, cuadros y otras figuras religiosas. En las iglesias más modernas, al igual que en las primitivas, el retablo tiende a desaparecer. Y esto tiene su motivo: el retablo distrae la atención de lo que es verdadera– mente importante: el altar y lo que en él se rea!iza. Imágenes y cuadros: Representan a Dios, a la Virgen, a los ángeles, a los santos. Sirven de adorno y para excitar la devoción. No deben abundar excesivamente y deben ser siempre dignos, que no deformen, la piedad con representaciones de mal gusto. Púlpito: Una especie de tribuna desde la cual se anuncia al pueblo la palabra de Dios. Su colocación depende de la forma de las iglesias. Actualmente tiende a ponerse en el presbiterio, de cara a todo el pueblo. Tradicionalmente se venía colocando en la columna del crucero, a cierta altura. Confesonario: Es el mueble destinado a oír las confesiones. Lleva a los lados unas rejillas, con un velo. Se procuran colocar en sitios reco– gidos y silenciosos. Es Jigno de nuestro mayor respeto, pues allí nos concede Jesús su perdón.
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