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tunadamente para éste, por este tiempo Antíoco estaba ocupado en una campaña contra los Partos, enemigos muy peligrosos. Judas apro– vechó la ocasión y derrotó a varios generales griegos en Emmaús y en Betsur. Después de estas victorias, marchó triunfalmente sobre Jerusa– lén. Purificó el Templo, quitando la estatua de Júpiter Olímpico y destru– yendo todos los altares paganos introducidos por los griegos. Colocó en su oficio a los sacerdotes que habían permanecido fieles a la Ley de Yahvé. En diciembre del año 164, en medio de una gran alegría popular, el Templo fue de nuevo dedicado al culto del verdadero Dios. Es la fiesta de la Dedicación, que en adelante celebrarán todos los años los judíos y que también celebró Jesús. Poco después, Judas Macabeo perdía la vida en un combate imprudente. Todo el pueblo lloró largamente su muerte. Le suoodieron en el mando sus hermanos Jonatán y Simón. Durante su mandato, el pueblo gozó de urna cierta independencia y de una paz rela– tiva. Entre los sucesores, el más grande fue Juan Hircano (134-104), rey y Sumo Sacerdote. Extendió su dominio a toda Palestina. Su grandeza hizo recordar a muchos los días de Salomón, la época de oro de la histo– ria de Israel. Judas Macabeo entra triunfante en Jerusalén 131

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