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4. La reforma de Esdras y Nehemías. Había pasado casi un siglo desde que llegó a Jerusalén la primera caravana de excautivos. Mucho se había hecho desde entonces. Pero la situación de la pequeña comunidad judía continuaba siendo muy difícil. Tenían muchos enemigos, entre ellos, los samaritanos. Era preciso una organización estable y segura. Esta obra la realizaron Nehemías y Esdrás. Nehemías era un judío muy influyente en la corte de Artajerjes, rey de Persia. Viendo que los judíos de Palestina estaban muy mal, pidió al rey que le dejase ir a Jerusalén con plenos poderes. El rey se lo permi– tió y le c.oncedió todo cuanto deseaba. Nehemías reconstruyó los muros de la ciudad, pues una ciudad sin muros no podía defenderse de los ene– migos. Organizó el culto del Templo, saneó la administración y consi– guió para los judíos una cierta independencia con respecto a los sama– ritanos, que querían mandar sobre ellos. Esdras completó, en la parte espiritual, la obra de Nehemías. Tam– bién él era un judío culto e influyente en la corte del rey persa. Era una especie de ministro para los asuntos de los judíos. Vino a Pales– tina, trayendo consigo un ejemplar de la Ley de Moisés, conveniente– mente adaptada a las nuevas circunstancias. La vida de la comunidad judía deberá regirse, en adelante, por esa Ley sagrada. En una fiesta solemne, la Ley fue leída ante la asamblea del pueblo, y se renovó la alianza. Esdras supo despertar entre los judíos un gran amor a la Ley. Por todo ello, Esdras es comparable, en algún sentido, con Moisés. 5, El profeta Malaquías. Por este tiempo-hacia el año 450-predica en Jerusalén el profeta Malaquías. Reprocha al pueblo dos faltas graves: los descuidos en el ejercicio y en ·1a ayuda al culto, y el escándalo de los matrimonios mixtos y de los divorcios frecuentes. Ma:laquías anuncia la venida del Mesías, venida que será preparada por un enviado misterioso ( = Juan Bautista, precursor de Cristo). Y nos habla de un sacrificio que se ha de ofrecer a Dios en toda la tierra, de una ohlaci1m pura, sin mancha alguna, prediciendo así el sacrificio de la Misa, en el que Cristo se ofrece como víctima purísima. PARA TU VIDA Una idea: Mucho más que el templo de los judíos, es glorioso el templo cristiano, pues en él mora Cristo en el Sagrario. 122
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