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€LECTURA SALMO DE LOS CAUTIVOS 118 Junto a los rios de Babilonia, allí nos sentábamos, y llorábamos, recordándonos de Sión. De los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras. Allí los que nos tenían cautivos nos pedían que cantásemos; los que nos habían llevado atados, que nos alegrásemos: Cantadnos algunos de los cántic;os de Sión. ¿Cómo cantar en tierra extranjera los cánticos de Sión? Si yo me olvidare de ti, oh Jerusalén, olvídese de mí mi diestra. Péguese mi lengua al paladar, si yo no me acordase de ti, si no pusiere a Jerusalén por encima de cualquier alegria. Recuerda, oh Yahvé, a los edomitas el día de Jerusalén; los que decían: arrasadla, arrasadla hasta los cimientos. Hija de Babel, destinada a la devastación: ¡ Bienaventurado quien te dará lo que tú nos diste a nosotros!
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