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l. La vifl.a de Nabot y muerte de Ajab. Nabot era un hombre rico de Yizreel, que poseía una viña muy fértil y cercana al palacio de Ajab. Tanto el rey como la reina se encariñaron de ella y se la quisieron comprar. Pero Nabot no la quiso vender, pues era la herencia de sus padren. Entonces, Jezabel hizo lapidar y matar a Nabot, acusándole falsamente de blasfemo contra Dios y contra el rey. Una vez muerto Nabot, Ajab fue a tomar posesión de la viña. Cuando estaba en ella, se presenta de improviso el profeta Elías que, en nom– bre de DiÓs, le dice: En ·el mismo lugar donde los perros han lamido la sangre d~ Nabot, lamerán también la tuya. Poco después, moría Ajab en uná batalla contra los arameos de Siria. Su cuerpo, desangrándose, fue llevado a Samaría en un carro. El carro fue lavado junto al sitio donde habían lapidado a Nabot, y los perros lamieron la sangre del rey (1 Re. 22, 36-38). 3. Elfos, arrebatado al Cielo. (2 Re. 2). Elías tenía un grupo de discípulos. Entre ellos, el más destacado era Eliseo. Un día, mientras paseaban los dos por los alrededores del Jordán, en las cercanías de Jericó, bajó un carro del cielo,-tirado por caballos de fuego. Elías subió al carro y fue arrebatado al cielo. Al desaparecer, dejó caer su manto sobre Eliseo. Este lo recogió. Cuando Eliseo volvía hacia Jericó, un grupo de profetas salió a su encuentro a la orilla del Elías es arrebatado al cielo en un carro de fuego 103
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