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una especie de ministro de trabajo en tiempo de Salomón. Y Roboam, el hijo del rey, tuvo que contentarse con las dos tribus del sur, Benja– mín y Judá (Simeón había desaparecido). Jeroboam estableció su ca– pital en Siquem. Más tarde, un sucesor suyo, llamado Omri, edificó la ciudad de Samaría y estableció allí su residencia. Las tribus ya no se unieron más. Y hubo frecuentes guerras entre los dos reinos. El reino de Israel tuvo unos doscientos años de vida. El año 721 fue destruido por los asirios y muchos de sus habitantes fueron llevados cautivos a Nínive, la capital de Asiria. El reino de Judá duró unos cien– to treinta y cinco años más. Pero también fue destruido por las tropas del rey de Babilonia, Nabucodonosor, y los habitantes fueron también llevados cautivos. 2. Idolatría del Reino del Norte. Dos defectos principales echa en cara la Biblia a los reyes de Israel: el olvido del verdadero Dios, dando culto a dioses falsos, y las frecuen– tes injusticias sociales: desprecio del pobre, del débil y lujos excesivos. Apenas subió al trono Jeroboam, mandó construir dos santuarios, uno en Bet~l y otro en Dan, en el extremo norte del país, y en cada uno co– locó un becerro de oro, para que el pueblo le diera culto y no tuviera necesidad de ir a Jerusalén. Estableció también sacerdotes a su antojo. Dios le envió profetas, pero el rey no se convirtió de su idolatría e hizo caer en ella a todas sus gentes. El Reino del Norte cay6 en la idolatría, dando culto a becerros de oro 97 7. -Religión. 1.•
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