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Con motivo de esta salvación de la esclavitud, el pueblo celebró con gozo la Pascua del Señor. Caminando hacia la Tierra Prometida, el pueblo de Dios recibió una visita especial o manifestación de Yahvéh, por mediación de Moisés. «Descendió Yahvéh sobre la montaña del Sínaí, sobre la cumbre de la montaña, y llamó a Moisés a la cumbre y Moisés subió a ella» (Ex 19, 20) . La alianza de Dios y su pueblo no fue un pacto entre dos iguales, sino una condescendencia de Yahvéh, que se rebajó en cierto modo hasta el hombre para ofrecerle su amor, pidiéndole, asimismo, el ser– vicio del amor. 5.-EI Dios de la Alianza «Sí Yahvéh se ha ligado con vosotros y os ha elegido, no es por ser vosotros los más en número entre todos los pueblos, pues sois el más pequeño de todos, (sino) porque os amó» (Dt 7, 7-8) . La correspondencia del hombre al pacto con Dios ha de ser también un ejercicio de amor que se expresa en el cumplimiento de la Ley o Decálogo (cuyas tablas constituyeron el documento escrito de la alianza). El primero y principal mandamiento es: <<Amarás a Yahvéh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu poder, y llevarás muy dentro del corazón todos estos mandamien– tos que yo hoy te doy» (Dt 6, 5-6). 6.-Cristo, Alianza nueva y definitiva La infidelidad y pecados del pueblo elegido no hicieron cambiar las intenciones amorosas de Dios para con los hombres. Por medio de los profetas, exhortó Yahvéh a su pueblo a la con– versión y le fue anunciando el tiempo en que su amor se manifestaría de la manera más maravillosa: la era mesián ica. Jesucristo, el Mesías, aparece en el mundo como palabra de Dios eterna que se manifiesta haciéndose hombre. «Después de haber hablado Dios de muchos modos a 7

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