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3) Comunión: recepc1on sacramental de Cristo a la que pre– ceden y siguen algunas oraciones de preparación y acción de gracias . 5.-La palabra de Dios en la Misa La presencia de Cristo entre los suyos alcanza su mayor intensidad al hacerse presente en la Eucaristía. Jesús también nos salva como Maestro con su doctrina. Por eso la Iglesia quiere que a la liturgia eucarística preceda la liturgia de la palabra. Oyendo la lectura de la Sagrada Escritura y sus comentarios, el Pueblo de Dios renueva su inteligencia de las cosas divinas. Los cantos que se intercalan entre las lecturas son oración y ala– banza a Dios Padre por mediación de Jesucristo, que es quien nos hab la del misterio de Dios. De esta manera se hace más eficaz para el cristiano la unión sacra– mental por la Comunión. 6.-Nuestra mejor acción de gracias Eucarist ía sign if ica propiamente «acc ión de grac ias». No hay mejor acción de gracias que el ofrecimi ento de un obsequ io en t estimoni o de agradecimiento. A Di os Pad re, que nos salva en Crist o Jesús, le ofrecemos en la M isa nada menos que el sacrifi cio mismo de su Hij o baj o los signos del pa n y del v ino. No hay cosa que más le agrade a Dios. Lo dice J esucristo, según testimon io de la ca rta a ·1os hebreos: «Los holocaustos y sacrificios por el pecado no los recibiste . Entonces yo dije: Heme aquí que vengo para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad» (Heb 10, 6 -7). Antes de la «plegaria eucarística» (canon de la M isa) la Ig lesia repit e todos los d ías: «Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en t odo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.» (Prefacio.} 87
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