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Como la vida del nino pequeño necesita el cuidado de la madre para fortalecerse y crecer, también la fe y vida espiritual recibida en el bautismo necesita de la gracia del Señor para hacerse más firme y eficaz. Así les aconteció a los apóstoles: «Todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con libertad» (Hech 4, 31 ). Esta gracia de crecimiento y fortaleza se nos da por el sacramento de la confirmación. 2.-La perfección del bautismo La confirmación es un sacramento distinto del bautismo. Pero va unida a él por ser el perfeccionamiento de la vida cristiana: La semejanza con Cristo en su misterio de muerte y resurrec– ción -muerte al pecado y vida para Dios- tiene que ha– cerse más visible . Como el bautismo reviste de Cristo, la confirmación «reviste del Espíritu Santo» (Tertuliano) con un nuevo sello o carácter. Este sello es como un arma espiritual para testimoniar y defender el mensaje cristiano. No basta con ser cristiano; hay que aparecer y actuar como tal. En el bautismo se recibe ya al Espíritu Santo, santifi cador insepa– rable del Padre y del Hijo. Pero en la confirmación se hace mayor su influjo en el alma, quedando el cristiano más obligado a vivir y trabajar por Cristo y por la Iglesia. Por ser sacramento de más perfección cristiana, el ministro or– dinario de la confirmación es el obispo, que posee la perfección del sacerdocio. Si lo administra a veces un simple sacerdote, es porque recibe una autorización especial. 3.-liturgia de la confirmación El Concilio Vaticano 11 recomienda que: - la confirmación se administre dentro de la Misa; - la renovación de las promesas del bautismo pmceda al rito de la confirmación. 73
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