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La mujer pecadora en– contró la verdadera di– rección en el amor de Jerncristo . salvar a todos, a fin de que los no cristianos, bajo la acc1on del Es– píritu Santo, que abre sus corazones, creyendo se conviertan libre– mente al Señor y se unan a El con sinceridad, quien por ser camino, ve~dad y vida, satisface todas sus exigencias, más aún, las colma infinitamente.» (Conc. Vaticano 11, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, n. 13). 5.-0ios toma la iniciativa La intimidad divina sería inaccesible al hombre si Dios mismo no tomara la iniciativa de ofrecernos su amistad. Al hacernos miembros de Cristo por la gracia bautismal, nos con– vertimos en hijos de Dios como El. 54 Pero la unión con Cristo no se verifica por la fuerza de nuestra decisión propia. Es un don de Dios.
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