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LECTURA A donde no llegan los curas, han de llegar los demás cristianos A un aprendiz cristiano le preguntó un capellán: -¿Conocen tus compañeros de trabajo el Evangelio? -No, no lo conocen. -¿Conocen a Jesucristo? -No, no conocen a Jesucristo. -¿Y al Papa? -Tampoco. -¿Y al señor obispo? -Tampoco. -¿Y al señor cura? -Tampoco. -Pues bien, he aquí que es a ti a quien corresponde el honor de hacer que tus compañeros de trabajo entiendan estas cosas. Con– viene que, al verte, se formen una idea de este cristianismo que no conocen. A ti te toca irradiar el Evangelio, para que, viéndote, descubran a Dios. De los apuntes de Esteban Katzap: «Acrecentar en mí el espíritu apostólico. No puedes ser estrella en el firmamento; sé, pues, candil de la casa, dice un proverbio árabe. ¿No tienes una red grande? Ahí está el anzuelo ... ¿No tienes máquina de segar? Ahí está la hoz. Cla– mamos en medio de la noche; ¿tendremos éxito? No lo sé. Toda palabra te dará éxito si es fecundada por la oración. No te afanes por un éxito inmediato, visible; lo que vale ante Dios es la buena voluntad. A los hombres los ilustramos con palabras. Los salvamos con sacri– ficios.» APLICACION A LA VIDA Una reflexión: Si no soy buen cristiano, me hago mal a mí mismo y hago mal a toda la Iglesia, como el miembro enfermo molesta a todo el cuerpo. Un propósito: Rezaré siempre y trabajaré lo que pueda, a fin de que acepten la doctrina de Jesucristo.

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